Vigilar el poder, mapear el placer y habitar Medellín

Fuego, busca mi alma inmersa en un mar de tragedia, mi cuerpo húmedo asfixia la braza tierna de un corazón seco, marchito, 37 minutos vividos en esta muerte llamada vida, contempla el asfalto mojado por la lluvia, oscuros caminos recorridos en minutos furtivos, predican la aurora de un árbol desnudo y marchito, vuestros ojos mortales contemplan espectrales relatos de un alma perdida, párrafos in concretos escriben la historia de esta alma vieja, vieja y cansada de remar aun sin rumbo fijo a la búsqueda de su estrella perdida, esperanza guarda mi fría y dura corteza en tu sonrisa hija mía, hermana elegida de proverbios escritos en manuscritos secretos, vuestro cabello enmarca el rostro empañado de lagrimas traslucidas en la realidad, vuestro corazón proclama ser escuchado al igual que el mío, rojos y azucarados labios predican testamentos ya vividos, rojas y enternecidas están tus mejillas al ver pasar el tiempo vivido de un don juan, de un quijote, mago y alquimista enamorado del devenir, pactado entre el efímero destello naranja de su penumbra, victima de su ceño fruncido ante el caos vivido, y expectante frente al abrazo deseado de ese cuerpo amado. Compañera de esta aventura llamada vida, testigo de la historia predicha por este joven anciano. Quererte es poco coincidencia del pasado.

Briam montyru

 

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