Eres común,
pan para todos los hombres,
sol de siglos,
mar navegado por Ulises.
El alma se conquista en conjunto,
y tú eres el alma de esta patria
oh, música.
Eres hogar,
centro de lo íntimo,
encantamiento,
canto que nos sumerge
y nos levanta,
risa de Elena.
Cómo haz de volver
si no te has ido,
viento huracanado
que agitas el bosque
donde se acumula nuestra voz.
Tu fe es de la tierra
instalada en la vida:
presencia tuya
que surge del deseo
de ser-en-el-mundo.
Tú, ausente de voluntad
cuando te nombramos,
actúas, sin embargo,
y en tu red pescamos el aliento.
No te olvides de tus hijos:
demencia y arbitrio,
ciudades congestionadas
de lobos y herejías.
Ven y nutre nuestro desgarro,
agiganta nuestros ritmos
en la extremaunción del límite.
Música,
arte de la aurora,
música contagiosa y filial,
no olvides a quienes te nombran
en la gruta.
Entusiasma nuestros corazones,
haznos nobles,
descubre de tu mano
nuestros delirios
y conviértelos en anuncio.
Modifica esta carnicería endiablada
y danos la absolución
oh, música.
Anula las fronteras
ya que nos diste el amor.
Sálvanos de nuevo
en el ejercicio de la creación.
No te olvides de nosotros,
música.
(Ahora puedes escuchar la música de REENCARNACIÓN, en plataformas digitales)