Vigilar el poder, mapear el placer y habitar Medellín

Cartas al encuentro

Una experiencia comunicativa desde y para la pedagogía vivencial.

Presentación:
Mi nombre es Andrea Sañudo Taborda, mujer de risos, risas y voz alta. Comprometida en su ser y hacer con las niñas y los niños de esta ciudad y creyente en la palabra como medio para la dignificación de los pueblos. Hoy soy facilitadora de animación sociocultural del proyecto pedagogía vivencial en la estrategia de Audiovisuales, estaré mediando el diálogo entre Mariana Uribe y Valerie Romero, dos niñas que hacen parte del proyecto y que nos contarán a través de cartas cuál es su experiencia dentro del proyecto, sus aprendizajes, sus encuentros como también sus desencuentros durante este proceso de construcción colectiva de una vivencia pedagógica.
Hola Valeria,
¿cómo estás?
“Yo soy Mariana, tengo 12 años y como tú también hago parte de pedagogía vivencial. Quería contarte que en la vida he cometido muchos errores y me he equivocado mucho, pero creo que tomar la decisión de hacer parte de este proyecto no es una de ellas, aquí han logrado lo que muchos no habían podido lograr: que nos sintiéramos seguros de compartir con personas diferentes en un mismo entorno. Aquí han hecho que fuéramos más allá de lo real, a un mundo que nosotros y nosotras podemos cambiar, además aquí nos podemos divertir y ser uno mismo”. Esta experiencia es vital tanto para el proceso pedagógico como para la construcción de comunicación popular y comunitaria, en tanto que la diversidad fortalece el tejido de colores, texturas y palabras que ilumina nuestra cotidianidad. Pedagogía vivencial, es un espacio de encuentro para las niñas y los niños en el que se posibilita la construcción de nuevas narrativas y de nuevos desafíos; ellas y ellos son puntos de convergencia, no lineales, que hacen realidad un proyecto político de transformación en una sociedad que sea un entorno seguro, justo y equitativo. Porque la palabra es tan poderosa que llega a ser, cuando la pensamos y la decimos, cuando luchamos la palabra se concreta.
Es clave comprender que la pedagogía es vivencial cuando es un esfuerzo educativo y político que aspira a promover la vida digna para todas y todos, esperanzada en el futuro como ese horizonte que no se alcanza, pero sirve para caminar [En recuerdo del sembrador de esperanza Eduardo Galeano (1940-2015) ]
“Cuando llegué solo hablaba con mi primito porque me daba pena, casi ni alzaba la mano y trabajaba solo con mis amigos. Ahora todos trabajamos juntos. Me gusta mucho hacerme con Santiago que tiene siete años y me ha gustado mucho conocer a mis compañeras Luisa, Ana y Michel y cuando no vienen las extraño mucho.” Y es que este proceso busca sobre todo fortalecer habilidades sociales como la negociación no violenta de conflictos, la comunicación asertiva, potencializar los rasgos de liderazgo y la relación entre pares, todo esto cruzado por la perspectiva liberadora de género, que nos permite una cuestión constante sobre el sistema cultural que habitamos y nos habita en todas las etapas de la vida. Dentro de este proceso, la subjetivación es una tarea de todos los días, es una constate búsqueda dentro de nosotras y nosotros, en las y los demás, una conciencia propia, del entorno y del contexto.
Con pedagogía vivencial se amplía la mirada, el desarrollo conceptual, metodológico y pedagógico en el campo de la prevención de situaciones de riesgo para las niñas y los niños, como el trabajo en calle, la explotación sexual, la vinculación a grupos armados, la violencia de género y el consumo de SPA. Se afianza el aprendizaje de los derechos desde la participación activa, la reflexión crítica, la movilización y el posicionamiento de todas y todos como actores sociales en diversas comunidades.
“Yo vivo en el barrio Castilla, que es un barrio con muchas lomas, estamos cerca de una cancha y hacemos los encuentros en un salón grande que compartimos con las niñas y los niños de teatro. Yo escogí la estrategia de radio y fotografía del proyecto porque me gusta mucho la comunicación, me gustan las fotos y me gusta mucho la profesora Andrea porque es muy chistosa”, y es que, una de las experiencias más humanas y esenciales que existen es la necesidad de imaginar y crear, como lo es la de respirar que es vivir y no evadir la vida, parafraseando a Lonesco pedagogía vivencial es un lugar en el que la creación atraviesa el cuerpo de las niñas y los niños en tanto les permite el uso de herramientas artísticas como el teatro, el circo, las artes plásticas, la capoeira, la música y en este caso la comunicación-transversalizada por la palabra- para encontrar en la cotidianidad derechos esenciales humanos como el derecho a soñar y el derecho a sentir. Frente a esto, el regalo más grande que nos hace la comunicación es la posibilidad. Decir pedagogía vivencial, es imaginar barrios amables para la vida de las niñas y los niños donde se disponga de opciones de re-creación a través del encanto y el color de las artes, es reiterar la utopía de la participación y el protagonismo de las voces de ellas y ellos, que puesta en lo público fortalece su esperanza y hace realidad la vivencia de sus derechos.
“¿Vale, y a ti qué es lo que más te gusta de pedagogía vivencial? A mí lo que más me gusta es que jugamos mucho, pero siempre hacemos una reflexión después de cada juego, como ese día que jugamos el juego de las islas en la que los tiburones salían a cazarnos y entonces hablamos de los muchos riesgos que tenemos los niños y las niñas en la calle. También me gusta mucho que siempre hacemos algo creativo, como un video, o tomar fotos o la galería sonora en la que venimos trabajando desde hace rato, en la que estamos coleccionando los sonidos de nuestros lugares favoritos y también de los lugares del barrio que no nos gustan casi, porque como dice la profe hay que buscar darles otro significado”. La comunicación se convierte entonces en un proceso de sensibilización y humanización, en la medida en que más allá de formar radialistas expertos y fotógrafos, es fundamental tener presente que la comunicación leída como arte tiene el propósito fundamental de hacernos mejores humanos, más sensibles y reflexivos ante nosotros mismos y nuestro entorno. Lonesco afirma que si debe haber una utilidad en el arte es la de enseñar que en el mundo existen actividades inútiles y que es indispensable que las haya, pero además, yo agregaría, la importancia de conocer la inutilidad de lo útil, disertación que solo es posible a través del amor hacia el arte.
“Una compañerita de nuestro grupo que se llama Ana y tiene 9 años, dice que le gusta que en el grupo todos nos escuchamos, porque es uno de los acuerdos que hicimos cuando empezamos en el proyecto y es muy importante porque a nosotros nos gusta mucho contar historias, de esas que nos ocurren todos los días, que nos pasan en la casa, en el colegio, en el parque, en la cancha, incluso en los encuentros de pedagogía vivencial”. Aquí toma sentido la palabra pensada, luchada, recuperada y dicha que es en últimas la columna vertebral del proceso porque constituye el espíritu de las niñas y los niños en la medida en que nos da la posibilidad de conocer sus realidades y tratar de entenderlas, opinar sobre ellas, disfrutarlas y también considerar si debe o no ser recreada. En este proceso, la comunicación es un re-descubrimiento donde la palabra nos sirve para decir lo que sentimos y pensamos, pero también nos sirve para llegar a acuerdos, para dinamizar los juegos, para ser afectuosos y para tratar bien a otras y otros con los que somos iguales en la diversidad. La comunicación es la herramienta viva de la pedagogía vivencial para re-conocer lo que somos y lo que queremos ser y en esta medida se constituye en el camino para la subjetivación, en tanto que nos permite contar nuestras historias, que terminan poniéndonos de cara a ser sujetos con ideas, con derechos, con reflexiones, con preguntas y con perplejidades, lo que nos pone de frente con la necesidad de politizar nuestro discurso.

Andrea Sañudo Taborda

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