Vigilar el poder, mapear el placer y habitar Medellín

La Otra: para ser nosotros mismos

En esta lucha gramatical, tenemos el reto de la imposición del relato de lo establecido –tantas veces promovido por los que han negociado la ciudad, la han usado y escurrido, y cuando no la necesitan más se pueden ir de ella.

En la búsqueda de otro modelo y de otra Medellín somos nosotros los que nos quedamos, somos nosotros los que quemamos las carabelas y tenemos todo nuestro tiempo y nuestra vida entera apostada en esta ciudad.

Entonces por qué no empezar a levantar la voz y contar una historia. Agradecer a nuestros antecesores, reconocer a nuestros pares y así invitar a los jóvenes y adolescentes para que algún día próximo triunfe la imaginación.

La imaginación está dotada de estética, de piedad y de placeres en concordia. El brutalismo y lo atroz de subsistir a costa del otro es fruto de una inteligencia sin imaginación (sin sueños, sin sensibilidades y sin cultura).

El camino entre la imaginación y la realidad es la solidaridad porque cuando somos capaces de deponer los egoísmos y buscar la felicidad y la libertad como algo colectivo, vamos trayendo a la cotidianidad la utopía que estaba relegada al futuro.

Somos ciudadanos éticos en desacuerdo. Somos soñadores insobornables.

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