Vigilar el poder, mapear el placer y habitar Medellín

Lo siento, por no haber llegado en el día que tu proyecto salió a flote, pero no te angusties, porque he llegado como un barco sin capitán… un barco que se ha desgastado por la traición de la marea y las tormentas.

Llegue porque en el lugar donde vivo me siento extraño, como una guitarra sin cuerdas o como el cigarro sin filtro. Me siento como si mi cuerpo me pesara por el pecado de mi pasado, mi lengua me pesa como si tuviera sal, mis ojos no ven la claridad como lo hace una cámara moderna… así me siento, como el hombre que se toma su café frío o como el hombre que no sabe qué hacer con ese culito de empanada.

Pero este barco me trajo a un lugar muy extraño de la tierra, me trajo a un lugar que a plena vista parece la casa embrujada de salitre mágico, que por su aspecto y color se nota que el diseñador fue un niño con problema de daltonismo. No puedo olvidar ese olor a eucalipto que me hizo recordar la nostalgia de mi niñez… fue un momento placentero que lo acompaña una buena risa.

Lo único que me hizo entrar fue el hambre que casi me dobla, si no fuera ese olor a café que enamora a cualquier escritor depresivo.

No puedo negar que la muerte se rió por el miedo que tenía al entrar, ese miedo que corta respiraciones como una prueba de embarazo. Entro con la mayor hipocresía, de una persona con pena al equivocarse… preguntando por algo que no te importa, así fue como di mi primer paso al entrar a la verdadera magia… Solo puedo decir que este lugar reposa mi alma como un dulce niño. Ya se me hace más fácil renacer en el paraíso del nunca jamás, soy libre mientras bailo los acordes de paganini con la compañía de Mozart, hay miel en mis oídos y hay risas en mi alma para dar.

Ya llevo varios días aquí y, cada vez me vuelvo necio por aprender más de este lugar, por saber lo que me enamora de este lugar… pero me pregunto varias cosas que me dejan nostálgico.

¿Cuándo terminara el amor? ¿Cómo saber si los lunes van abrir, porque me ahogo los domingos?

¿Cómo saber si los martes, se pierde los versos del rap y el arte, se disuelve como la pintura con el agua?

¿Cómo saber si los miércoles, las guitarras, los cantos y el sonido del piano hagan ecos y llegue un silencio abrumador?

¿Qué pasara si los jueves, no halla nada que narrar, y los poetas y escritores se marchen para que la muerte este contenta?

¿Qué se sentirá escuchar los viernes, el llanto del teatro porque solo hay una expresión, una misma escena y las doñas vivan un deja vu con oscuro luto?

¿Cómo será el horror de agro arte los sábados, por la crueldad de la tierra que se traga los muertos y las plantas comiencen a marchitar por falta de amor?

Pero recapacito y me digo a mi mismo, que eso no pasara jamás… Estoy tan seguro que eso no pasara jamas… que mi risa será la curita, el hilo, un remedio. Todo eso seré hasta que mi cuerpo se vuelva cenizas, hasta que mis ojos dejen la última gota de rigor, mis abrazos pierdan el calor y se retornen fríos, que mis pies deje de hacer huellas y se pierdan en la oscuridad de mi camino, así el miedo me acaricie y el hambre mi haga gritar.

No dejare que eso pase, porque por fin llegue a mi morada.

¡GRACIAS!

-Juan Pablo Montoya.

-Foto Anonimo.

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