Vigilar el poder, mapear el placer y habitar Medellín

UN CORAZÓN ILUMINADO

 

El monje siguió de cerca a su discípula. Veía cómo una especie de cansancio parecía agobiarla. ¿Era algún evento del pasado que caía sobre ella con el peso de un gran martillo sacudiendo sus más remotos sufrimientos? Noche tras noche entre sueños se quejaba y hablaba como una niña que ha perdido lo más querido. A pesar del tiempo dedicado a la meditación y al silencio, algo muy hondo brotaba ahora con la marea de un océano ruidoso.

Pasados unos cuantos días con sus noches, el monje le dijo a su discípula que ya había llegado el momento de partir. Y la aprendiz contrariada expuso su desacuerdo con tal decisión: “vine a ti para encontrar la paz y la armonía. Mas aún, no se ha producido el cambio que esperaba… ¡y ahora pides que me marche!”.

El monje, que siempre estuvo mirando cómo el viento jugaba con las flores de los cerezos, le respondió con voz tierna, pero sin titubeos: “si hubieses mirado lo que te aqueja como yo lo he hecho con los cerezos, habrías comprendido su naturaleza. La intención del silencio nunca ha sido negar la voz, sino escuchar con detenimiento lo que tiene para decir. Y así, de esa manera, saber de qué modo obrar para que puedas seguir tu camino y liberarte. Al venir al monasterio, la herida estaba en ti… ¿cómo podría yo herirte?”.

La mujer tuvo, entonces, un repentino estremecimiento: se vio en una playa que no le era desconocida y cuyo rumor la agobiaba desde hace ya varios años. En ella, varios caballos heridos sobre la arena parecían recordarle lo que ella misma era: pasaba junto a ellos con desagrado, deseando encontrar otro lugar dónde jugar sin sentir el olor a sangre caliente. ¿Dónde ocultar su dolor ante los quejidos de esos incómodos animales? Fue cuando, sin necesidad de dejar el monasterio, su corazón se abrió a la compasión infinita.

En la aldea siempre fue recordada su iluminación. La gente que visitaba ese lugar santo escuchaba la historia de cómo una puerta que se abre para despedirte, lo que en realidad puede hacer es darte la bienvenida.

VÍCTOR RAÚL JARAMILLO (Del libro: MONEDAS DE ORIENTE, 2020)

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