Vigilar el poder, mapear el placer y habitar Medellín

Sebastián, ‘Mi Rey’, un muralista por catarsis

Sebastián Ríos es muralista por catarsis. En 2011, cuando ya había probado estudios de Diseño Gráfico y Artes Visuales, decidió que su lienzo sería la calle. Desde ahí comenzó a pintar paredes y a plasmar sus ideas en esta ciudad de tantos colores y matices. A sus 29 años también es conocido como Mi Rey, un personaje que él mismo se inventó entre 2016 y 2017. En Artistas Emergentes de Ciudad Morada conversamos con él sobre su historia, sus grafitis y sus sueños.

Foto: Vanessa Gutiérrez | Ciudad Morada

Ciudad Morada (CM): Sebastián, ¿cómo empezaste en el mundo del grafiti y la pintura?

Mi Rey (MR): Desde el 2011, en la calle. Fue un método para hacer catarsis porque en ese momento necesitaba crear, hacer algo de arte, y ese fue el método para empezar a explorar esa parte creativa en mí.

CM: ¿Por qué catarsis?

MR: Yo me había graduado del colegio en el 2009 y empecé a estudiar Diseño Gráfico, Artes Visuales y hasta física. Tenía la duda de qué hacer con mi vida. Decidí salir a pintar justo cuando me retiré de Artes Visuales, que fue lo último que hice.

Tenía muchas dudas, no sabía qué hacer con mi vida y necesitaba expresarme de alguna manera. Entonces cogí un par de pinceles y un par de vinilos y salí a la calle como por tener algo para hacer y a qué dedicarme, o algún medio de expresión. 

CM: ¿Con quién empezaste?

MR: Yo empecé solo. Siempre he sido muy solitario en el proceso creativo. La iniciativa fue mía, no de un equipo, ni de un crew, ni de algún circuito de arte.

CM: ¿Dónde pintaste por primera vez?

MR: En la calle sí. La primera vez que pinté fue en el deprimido de la 80 con San Juan, pinté una puerta. En ese momento empecé a pintar unas puertas que llevan de título “Sucursal”. Cada puerta tiene un título distinto, cada una es una sucursal a algo, la primera era a donde dejan entrar a los ángeles. 

Me inspiré por un libro que decía que los graffiteros son los ángeles de la calle. 

Foto: Vanessa Gutiérrez | Ciudad Morada

CM: ¿Empezaste con vinilos o pinceles y cuándo te pasaste al aerosol?

MR: Eso fue entre 2016 y 2017. Empecé a utilizar el aerosol a la par que empecé con la firma de Mi Rey. Con MiRey quería explorar otros caminos, otras técnicas y hacer cosas diferentes. Con las puertas no pintaba con aerosol porque me parece que el efecto del pincel a las puertas era lo que estaba pretendiendo en cuestión de técnica.

CM: Contanos sobre el cambio entre las sucursales y el MiRey

MR: El personaje se fue construyendo porque cuando empecé a firmar Mi Rey también estaba la sucursal, pero en ese momento no era un personaje. Luego fue que lo construí.

Quería cambiar el personaje, pero no dejar la sucursal del todo. Lo fui dejando poco a poco porque con la sucursal todo se volvió más monótono, era solo la puerta con títulos distintos, pero siempre lo mismo. Quería explorar otras cosas.

Entonces comencé a firmar “Sucursal Mi Rey” y a sacar otras sucursales, cosas que no eran puertas. Por ejemplo, hice un inodoro que era una sucursal de los recuerdos, o unas gafas que era una sucursal hacia la mente de uno mismo. Quería tener la sucursal que no fuera tan literal una puerta, sino hacerla un poquito más diferente.

El personaje se fue construyendo en cierto modo. En el discurso de las sucursales a veces pasaba por cuestiones que no tenía muy claras: La gente me decía que qué chimba, que era muy conceptual, cuando yo de arte conceptual no sabía nada, entonces como que también quería hacer algo que expresara un poquito más libre. Sin forzar las cosas. 

Foto: Vanessa Gutiérrez | Ciudad Morada

CM: ¿En qué te basas para tus murales?

MR: Todo ha sido una exploración. En medio del proceso le he dado sentido a lo que hago. La constante de cada una de las piezas es que van construyendo un discurso. Entonces por ejemplo, de alguna manera, con Mi Rey hay cierta crítica social. Intento que las obras tengan que ver con el entorno. 

CM: ¿Cuáles son tus sueños?

MR: Para mí la vida hay que vivirla. En el mural de la vida no hay que saber pintar, sino solo pintar ese mural, y cada quien escoge los colores o la técnica que le parezca. El éxito en la vida no se mide por la fama, ni por el dinero, ni siquiera los sueños se miden por el éxito. Para mí pintar en la calle era un sueño que he logrado explorar y transformar en medio de la experiencia. 

Intento tener sueños simples, intento a la hora de tener expectativas que no sean materiales. En ese sentido mi sueño más añorado es ayudar a mi familia y poder salir adelante desde mis labores. Ayudarles de mi parte con lo que más pueda. Eso es lo que en este momento me lleva todo el tiempo. 

Compartir:

Facebook
Twitter
WhatsApp

También te puede

interesar

Revolución del lenguaje
Xenofobia
Peladxs parlantes
Mientras desayunamos