Economías de las organizaciones y los colectivos y procesos de participación y de inversión pública.
La Alcaldía en Medellín se volvió central y vital para procesos de ciudad, acontecimientos y la subsistencia de grupos y organizaciones. Esto puede generar una dependencia que hace frágiles organizaciones y procesos urgentes o necesarios.
Pensar en esto requiere tener en cuenta dos aspectos:
1) El trabajo social (educación, asistencia y acceso), el arte, la investigación y la ciencia, si se dejara en manos del mercado afectaría a los beneficiarios más necesitados, condenaría a buena parte del arte al entretenimiento y el folclor y eliminaría de un solo tajo investigaciones y ciencia que no encierra ningún negocio.
2) El Estado no es bueno para desarrollar redes, hacer trabajo social, investigar, inventar, hacer arte, movilizar y –muchas veces– ni siquiera para hacer pedagogía ciudadana. Esto última porque una buena parte de la ciudadanía genera resistencia cuando se le define una realidad desde el Estado y algunos medios de comunicación y organizaciones evaden cooperar cuando se les convoca desde el gobierno.
El Estado necesita las organizaciones, los centros de estudios, los teatros, los colectivos, los artistas y los científicos para tener una mejor sociedad, para dotar de rigor y de imaginación sus planes y para cumplir sus metas.
Del otro lado, hay faltas éticas al oficio en artistas, científicos, organizaciones sociales, investigadores y trabajadores sociales. El Estado tiene que tener capacidad de distinción para no generalizar, estigmatizar y sancionar equivocadamente y –así– también para cuidar y darle productividad social a los recursos públicos.
Dependencia y clientelismo
Una vez salvaguardados los recursos públicos y asegurado la existencia de obras, procesos, servicios y espacios, hay que cuidarnos de otras dos cosas: el clientelismo y la dependencia.
Estos dos males están muy relacionados, la diferencia es que uno es un daño no premeditado y el otro es una acción para mantener el poder político. El Estado está ampliamente construido para que haya un tomador de decisiones que crea una especie de áulicos a su alrededor y así para que haya proyectos que dependan de la simpatía, entonces el lobby no sólo es terreno de los poderosos sino de los que están haciendo una labor necesaria para la sociedad (con algún nivel de desprendimiento).
Cuando llega alguien distinto a gobernar, alguien que no quiere gobernar con lógicas electorales o de partido, tiene que luchar con un diseño institucional histórico que puede seguir generando una inercia (porque también ha generado habito cultural). Entonces hay que inventarnos una forma de evaluar, una manera en la que el tomador de decisiones pueda los vacíos o puntos en los que se debe complementar el talento y conocimiento que existe en el Estado, crear criterios de las organizaciones que se necesitan y convocar de forma amplia a los grandes planes de ciudad.
Esta óptica es compatible con pensar en la siguiente generación y no en las siguientes elecciones y –así– ser sensible y dúctil para procesos que comenzaron sin sus ideas y que deberían de seguir después de su gobierno.
Medellín, como muchas otras ciudades han creado –sin darse cuenta– el incentivo económico para la participación en la Planeación Local y el Presupuesto Participativo (inversiones públicas determinada por un mecanismo democrático). En el desarrollo del PLPP este se encuentran valiosos ejemplos, pero también casos en que la subsistencia y las aspiraciones económicas pueden debilitar reflexiones de lo público y el vigor de la participación ciudadana.
Ni la participación tiene porqué depender de lo económico –ya que ser tomado en cuenta y transformar el espacio cotidiano es emocionante, ni tener intereses económicos en ilegitimo.
Ingresos ciudadanos, fortalecimiento colectivo y participación
Es así, como es importante separar tres ámbitos de los recursos públicos y así lograr un nuevo impacto en dignidad, continuidad de procesos y redes y planeación participativa e inversión pública democrática.
Estos tres ámbitos serían ingresos ciudadanos, fortalecimiento de organizaciones y Presupuesto Participativo –y deberían estar en este orden. El primer ejercicio consiste en censar un número de personas vulnerables de la sociedad y determinar dos categorías subsidio permanente y subsidio temporal. No más de participar por hambre. El segundo ejercicio consiste en definir una junta evaluadora liderada por una universidad internacional que cree una calificación a colectivos, organizaciones de base, fundaciones y corporaciones que se postulen por su trabajo hacia el impacto social y el interés público –en tres líneas: (1) capacidad y rendición de cuentas de la organización; (2) importancia y urgencia de su impacto; (3) y relación de su oficio con el Plan de Desarrollo de Medellín. El tercer ejercicio es dejar libre todo el proceso participativo y la planeación democrática del proceso de contratación, para que las decisiones se puedan basar en intereses públicos. Este se entiende como un requisito para que la participación crezca con nuevos actores útiles en la discusión y para un voluntariado.
Este escenario busca dignificar los propósitos de subsistencia de los ciudadanos de Medellín, legitimar los intereses de fortalecimiento organizacional y colectivo y descontaminar la discusión democrática de planeación y de inversión.