Para Lina María Zapata,
que ahora vive con dos gatos
ÚLTIMA PLEGARIA
Asumamos la noche eterna,
amémonos hasta el amanecer.
Bebamos el agua desnuda
y caminemos
como las sombras de un mundo nuevo.
Aplacemos las matanzas y la hambruna.
Dialoguemos en la piedra,
seamos la piedra,
permanezcamos en su canto negro.
Así conoceremos
las bondades de nuestra luz.
ARS MEDIUM
Mientras tú dormías, Lina,
yo caminaba por las calles húmedas.
Embriagado de ti
abracé a otras mujeres
y te reconocí en su aliento.
Porque eres la mujer eterna,
la que gimió y cuyo gemido
se escuchó por toda la Tierra.
Un poema te cubre,
es tu voz donde reposa la liberación.
De tus manos eres poderoso vendaval,
íntimo, esperando el lugar
para arrasar la consigna del terror,
ya que tú también sanas.
Tu erótica es una ética
desnudando los artificios del pontífice,
mientras la música subterránea ondea en todas partes.
En el silencio de la noche,
tú duermes e ingresas al único más allá
que es el ensueño donde creas tu casa:
tu agua encendida, tu aire florecido.
También a hombres y mujeres
que te amarán como yo lo he hecho.
Quizá me veas pasar
mientras escribo estas palabras que te buscan.
Al yo morir, olvídate de mi cuerpo
que en un tembladeral te deseó.
Enciende tu baile y síguete siempre a ti misma.
Y jamás renuncies a tu celebración.
RASGADA ROSA
Tentación y caída,
el ángel
pierde sus alas.
Tu conocimiento del goce multiplicado
cruzó la luz y viajó lejos.
Eres tú la bondad,
también el silencio
que se perturba
ante el beso repetido
en la boca ajena del eclipse.
A ti te nombro,
-ya lo dije antes-
como encendida agua.
Entrada en la voz
que consuela y otorga,
lloras mi exceso.
En tu llanto algo muere.
Renace de todos modos
la caricia de tu altura
antes de decirme adiós.
Amo en ti
como un sueño salvaje
que busca su raíz de felino insomne
ante el arañazo de la luz.
Confía en ti, en tu levedad,
en el aureolado pálpito de tu corazón.
Hazlo a pesar del miedo.
Tú ya lo sabes:
decir “amor”, no es repetir “sacrificio”.
Imagen: RAPÉ, por Lisi la Golondrina