Vigilar el poder, mapear el placer y habitar la ciudad

Para ella, tan pulcra,

que lee a Vallejo al escondido.

 

 

¿Dios? Un amasijo estrangulador que nos pusieron en la cabeza y la boca, aquellos que se asustan con una libra de azufre -remedio insustituible para el acné-. ¿Dios? Dioses, querrán decir… y de todos los tamaños y colores y sabores. Escoge el tuyo para la ocasión. Pura mierda metida en cada subida de temperatura, en cada trueno y en todo temblor. Mierda: el resumen de lo que hemos sido: ¡la gran estafa del universo! Y, no obstante, qué maravilla rodar como loca borracha directo a la cañería.

 

 

Entonces el marica más macho que he conocido, me mira, me hace un guiño, y abruptamente desaparece mientras reza un padrenuestro al revés y se va a llorar a sus perras difuntas al lado de Lucifer. Yo veo cómo se hunde por las calles de Laureles, y me quedo más solo que el fantasma de Dios. Ése al que Huidobro le iba a dar un balazo si se le llegaba a aparecer. “¡Minea, Rapé! ¡Vengan que ya acabé!”. Y antes de leerles a mis más amados escuchas lo que estaba escribiendo, siento un ardorcito en el culo y me tiro un pedo.

 

 

 

Víctor Raúl Jaramillo

Metal-llo, comuna 13, 8 de enero de 2018 (10:20 a.m.)