Vigilar el poder, mapear el placer y habitar la ciudad

Nace otro blog en MORADA: LA REUNIÓN DEL SOLITARIO estará dispuesto para escrituras variadas y de los autores posibles (con un alto nivel de la poética, la estética y la danza del pensar y su decir) que con sus palabras lleven al ser del hombre a reconocerse como un camino abierto para la vida. Y esto implica la alegría, la reflexión, el juego y el humor; así como la sombra, la tristeza, la melancolía y la muerte. Textos, poemas, cartas, meditaciones, aforismos, cuentos, fragmentos sin clasificación que darán luces para aquellas personas interesadas en el conocimiento de sí mismas y del mundo.
 
Dejo entonces, para todos ustedes, la primera publicación donde podrán leer algunas palabras de la correspondencia del poeta antioqueño Jaime Jaramillo Escobar  (X-504), dirigida a Darío Jaramillo Agudelo y los invito a seguir este espacio que será de bien común.

 

En sociedades más pequeñas y más sabias, donde todo se comparte y no existe la intimidad (en la maloca todos viven en el mismo espacio), la poesía es una herencia común, y la alquimia del verbo se produce colectivamente del mismo modo -y en la misma ceremonia- que se toma el yagé. Lo mismo pasa en las ceremonias religiosas culminantes de todas las culturas: la ceremonia eleusina, la védica, el largo inventario que hace Cardenal en su maravillosa Antología de la poesía primitiva, donde la constante es que la poesía es la expresión de un yo colectivo, de una totalidad, se comienza señalando que la palabra canto viene de la palabra rito, para denotar la íntima relación entre religión y poesía, pero luego muestra todas las posibilidades: en unas tribus todos pueden componer poesía, hasta los niños, y en otras los cantos se heredan y llega a haber cantos secretos: Pero siempre la poesía será integradora, totalizadora, voz del yo colectivo, expresará ese algo inasible que los une a todos, y que acaso sea el canto mismo. Siempre la poesía, en esta sociedad, es el elemento integrador: hay un cuento de Borges: relata una leyenda nórdica de un sitio largo y penoso de una localidad; al final, lo único que preocupa a los sitiados es salvar al poeta, para que cuente lo que sucedió, para que cante el heroísmo de los de su tierra.

 

La nuestra es una sociedad desintegrada, esquizofrénica, parcelada. Sin integración total al medio, el hombre tuvo que inventar la intimidad: una zona de sí mismo para proteger de la agresión ajena: somos descendientes del individualismo, el culto al individuo, un monstruo que se descubrió cuando se descubrió la duda; obvio y natural, la primera afirmación cartesiana de existencia del individuo, es la duda. Ahí nace la intimidad, el nuevo territorio de la poesía: si la poesía sirvió para cantar el yo colectivo, para inventarlo, en un momento que se vivía íntegramente para afuera, también fue eficaz cuando la usaron los individuos aislados para trascender el yo por la palabra, para volver a la totalidad.

 

(…)

 

Cada poema mío es ahora una arenga para levantar el espíritu, el ánimo, la voluntad. Bien mirado, Colombia no es todavía una unidad y puede desintegrarse. Aglomeración amorfa de razas, de castas, de intereses, de egoísmos, montonera primitiva y errante, sin destino. Venezuela puede coger su pedazo, el que quiera puede coger su pedazo, y los gringos el resto. Pero hay que hacer un intento, no importa si fracasa. Y es la poesía la que puede establecer leyes en el corazón de los hombres. No es el gobierno. Es la poesía. Te parecerá primitivo. Pero así es.

 

Lo poco que sabemos acerca de nosotros mismos nos lo ha enseñado la poesía. El poco amor que tenemos nos ha sido infundido por la poesía. Será poesía de pájaro y lagarto, pero de todos modos es ese resto de poesía lo que nos ha sostenido. ¿Y qué pasa? Que esa poesía ya está vieja y agotada, ya dio lo que tenía que dar, ya no puede más. Y por eso necesitamos una nueva poesía, escrita por locos, si quieres, pues solamente un loco puede pasar sobre este desastre como si no lo viera y andar sobre las brasas sin quemarse, y al final puede salir ¿quién sabe? y abrir esa puertecita por donde todos logren pasar. Cristo le preguntaba a un hombre: – ¿Quieres que te sane? – Y el hombre decía que sí y enseguida sanaba. ¡Unos locos! Y así es como hay que hacer. Cuando no puedas con la razón, obra con el milagro, pero rápido, no te detengas a pensarlo. En el momento en que uno se detiene a pensar duda, y la duda paraliza. La poesía necesita rienda suelta.

 

(…)

 

Actualmente los poetas en Colombia estamos muy preocupados por hablar bonito, como si fuéramos señoritas. La famosa música de las palabras, que todos hemos empleado, es sólo un ritmo, más o menos tonto, más o menos hábil, pero allí no está hoy la poesía. Un trozo de prosa burda puede presentar más poesía que un sonsoneto o unos de aquellos poemas de Galimatías Aldecoa que no son más que divertimento de erudito del idioma.

Hay voces que le piden a la poesía que sea pura y por pura entienden destilada, incontaminada, elegante, refinada, hastiada.

¿Si el hombre no es puro, por qué la poesía ha de ser pura?

Yo también le pido que sea pura, y por eso entiendo que sea humana y comprensible. No existe la poesía para ángeles porque no existen los ángeles.

 

 

JAIME JARAMILLO ESCOBAR (X-504)

La fotografía del autor, es propiedad de Óscar Domínguez

 

 

2 Responses

  1. Es mi opinión; lo que pasa es que nuestro gran pueblo colombiano “culto por naturaleza” critican más que los críticos profesionales, que al igual asechan y destruyen la originalidad de nuestros poetas, haciendo que estos tímidamente escriban sus inspiraciones con cierto resquemor, como el tratar de gustar a una pequeña elite. Esto, no solo se ve en la poesía, sino en todas las artes. Aquí en Colombia se invalida el arte original para adoptar lo ramplón o lo extranjero.