VIVO
Ya sólo lo abrazamos.
Abrazamos al vivo.
Siendo capaces de alcanzarlo
ya solamente de un salto del corazón.
Para desesperación de la araña, de la hembra,
pariente materno nuestro,
no será devorado.
Permitimos que su cabeza,
indultada hace siglos,
repose en nuestro hombro.
Mil y un motivos, enrevesados todos,
hacen que tengamos por costumbre
oír cómo respira.
Abucheado y arrojado del acto sacramental.
Desarmado del pecado.
Desheredado de la angustia de la mujer.
A veces sólo las uñas
brillan, hieren, se apagan.
¿Saben,
acaso pueden llegar a sospechar
de qué fortuna son el último talento?
Él ya ha olvidado
huir de nosotros.
No sabe qué es tener a sus espaldas
el omnipresente miedo.
Parece
como si apenas hubiera acabado de nacer.
Completamente hecho de nosotros.
Completamente nuestro.
Con la suplicante sombra de las pestañas
en la mejilla.
Con un conmovedor goteo de sudor
en las espaldas.
Así es para nosotros ahora
y así se duerme.
Confiado.
En los brazos de una muerte que ha expirado.
RETRATO
Si los elegidos de los dioses mueren jóvenes,
¿qué hacer con el resto de la vida?
La vejez es un abismo
ya que la juventud es la cima.
Yo no me muevo de aquí.
Aunque sea de una pierna seguiré siendo joven.
Me aferro al aire
con una especie de bigotes de ratón.
En esta posición vuelvo a nacer constantemente.
No conozco otro truco.
Pero siempre serán yo:
los guantes mágicos,
el cotillón en cruz de la primera mascarada,
el falsete de los manifiestos juveniles,
el rostro del sueño de la costurera con el crupier,
los ojos arrancados que me gustaba pintar
esparciéndolos como garbanzos desde la vaina,
porque ante este espectáculo temblaban los muslos muertos
de la rana pública.
Sorpréndanse también ustedes.
Sorpréndanse hasta cien toneles de Diógenes,
que le gano en ideas.
Conjuren
un eterno comienzo.
Esto que tengo en los dedos
son arañas que mojo en la tinta
y arrojo al lienzo.
De nuevo estoy en el mundo.
Florece un nuevo ombligo
en el vientre del artista.
PRÓLOGO DE LA COMEDIA
Se hizo un violín de cristal porque quería ver la música. Arrastró su barca hasta la cima de una montaña y esperó a que el mar llegara hasta allí. Por las noches estudiaba el “Horario de trenes”; las estaciones de destino le sacaban lágrimas de emoción. Criaba rosas con dos erres. Escribió un poema para el crecimiento del cabello y otro para lo mismo. Estropeó el reloj del ayuntamiento para detener de una vez por todas la caída de las hojas de los árboles. En una maceta que vio crecer la hierbabuena quiso hacer excavaciones para encontrar una ciudad. Anduvo con la Tierra a sus pies, sonriente, despacito, como dos y dos son dos: feliz. Cuando le dijeron que no existía, al no poder morir de pena, tuvo que nacer. Ya anda viviendo por ahí; parpadea y crece. ¡Justo a tiempo! ¡En un buen momento! A Nuestra Señora del Amor Hermoso, la Dulce Máquina de la Prudencia, pronto le irá bien un bufón para la honesta diversión y la inocente alegría.
WISLAWA SZYMBORSKA (POLONIA 1923 – 2012)