Debemos amar
como aman
los milagros de la civilización
que se anudan
a nuestra memoria herida
descrita en las horas
de una cacería inconclusa
creeríamos en las fiestas abatidas
en todo lo que nos falta
en la huella sangrante de la luz
en el cráneo vacío
y en la lengua anónima
de la tierra
el crimen está
en no seguir la línea
que cruza nuestro costado
nuestra tormenta se hace de no aceptar
nuestra propia tormenta
sólo podemos dar
lo que ya nos pertenece
comparecer por nuestra mano ante el abismo
no es cosa de ir pidiendo asilo
a las tumbas
hay quien predica la caída
y al mismo tiempo
ejercita sus alas
en cada escalón se pierde y se gana la vida
tuyo es mi cáliz
tuya la fuerza de mi semilla
para que todo marche
y vaya y vuelva
se necesitan tus manos
el súbito presagio
que nos acerca al rito
y a la máscara
hablar de nuestra casa
es lo que quisiera
escucha
una flor de agua se yergue en mi alma
y más que dormir en el secreto
lo que hago
es reunir los asuntos del amor
y guardarlos para ti
mientras la ciudad se acostumbra
a la derrota
a la falta de deseo
alabada tú
que caíste en estado de poesía
princesa que devuelves mi espíritu
y la palabra
mas quizá de nada sirva
cuando se sepa que con mirarme
dices lo que los años han dicho
desde el principio
quizá no haya principio
tal vez no exista final
si así es
felices los felices por siempre
y no demores contra mi cuerpo
tu eternidad