El otro será un otro real si lo vemos en lo que nos une a él, no solo en lo que nos diferencia y distancia. Concebir al otro como un enemigo, resulta ser desastroso cuando ni siquiera nos hemos puesto en la tarea de conocerlo. De conversar con él, de sentir su risa y su silencio, de entender su miedo y su dolor, de pensar e imaginar juntos lo que antes no era posible. Un “gatillazo fácil”, solo traerá lo que siempre ha traído: una gran cadena de infaustas venganzas innecesarias. Cuando alguien falta, la humanidad —hombres y mujeres en un solo acto amoroso— se rompe, algo en ella queda roto para siempre. Y caminar se hace más difícil.
VÍCTOR RAÚL JARAMILLO