En un futuro cercano, cuando un extranjero pregunte por la clase media de nuestro país, tendremos que recurrir a los libros de historia, porque en la práctica habrá desaparecido.
Esto me hace pensar (torpemente como siempre) que no hay nada que le corresponda al César: si el César es el César, es porque hemos elegido a alguien que ostente ese título. Una decisión que se ha ido fraguando de antemano para que unos pocos puedan infundir el miedo y el peso del poder sobre los muchos.
Si la política de este país está mal, no es por el enfrentamiento entre los “partidos” o las ideologías que han aprendido a dirimir los porcentajes del erario público que se meterán en los bolsillos. El problema real de la política de Colombia es la clase política, los entretenidos y mantenidos por los genuflexos.
¿Al César lo que es del César? ¡No me crean tan pendejo!