Cifu y Teo habitan Medellín en tabla. Para los skaters, la ciudad está repleta de spots para practicar. Anímate, a través de este relato, a conocer algunos de ellos.
“Muchos skaters sufrimos del síndrome de no tenemos para comprar llantas nuevas y se llama pobreza”, cuenta Cifu mientras ríe y comenta qué es lo atractivo de la ciudad para montar en patineta.
Para los skaters, la ciudad es un parque repleto de lugares que permiten practicar y deslizarse, pero estos deben tener unas características que los vuelven atractivos al ojo del patinador: una calle sin huecos y lisa, el mármol o baldosa que deje patinar las ruedas, que los bordes de los muros deslicen o que las zonas de las escaleras sean rodables, hacen que un patinador quiera conquistar el espacio.
Cifu, como lo conocen muchos, empezó a montar patineta a finales de 2018 por una gente que parchaba en la pista de patinaje Francisco Antonio Zea en Castilla. Vio los trucos y eso lo animó a querer hacer lo mismo.
Para comprar su tabla ahorró un año y medio. “Vendía confites, brownies y chocolates felices -ríe- y cuando fui a comprarla me dijeron que no me alcanzaba la plata, así que seguí ahorrando y semanas después la compré. Que recuerdos mi primera tabla, era preciosa, la llamaba ‘Azul’ porque tenía muchas tonalidades de este color”.
Y por Cifu, Teo se animó a montar tabla. Él ya tenía la moral y gracias a su parcero, empezó. Se endeudó hasta con su papá para poder comprarla y empezar a montar. En ella vivió su primera caída y hasta ahora no quiere dejarla, siente que salir sin ella es como estar desnudo.
“La tabla es una extensión más del cuerpo y sin ella, me siento incompleto”, cuenta Cifu y continúa: “Se aprende mucho sobre los barrios de Medellín mientras se anda en tabla, para mí, la ciudad se hace más pequeña”.
La ciudad es para descubrirla y para habitarla. San Javier, Castilla, el Estadio, los bajos del puente de la 4 sur, Santa Lucía, son espacios conocidos para montar tabla, pero en la ciudad hay lugares por todas partes, como lo explica Cifu.
“En la 65 donde hay una figura geométrica, entre Madre Laura y la terminal de transporte, en La Quintana hay lugares para patinar aunque el celador regaña, hay una loma para bajar desde la biblioteca del 12 de Octubre y ese también es un lugar, es más, en las noches la comunidad de skate de allá saca cosas para montar, Miraflores un descuelgue desde el Metroplus, Las Mirlas también, La Piñuela, sitios para montar hay muchos”.
Así como el bus, la bici o ir caminando, la tabla es un medio de transporte, pero carga con un estigma de la sociedad muy peye: quien monta tabla es porque hace algo malo. En realidad, son pelados y peladas que se parchan, que habitan la ciudad a su manera y que se apropian de la misma.