Las expresiones transparentes que se usan en el barrio, el “oe y el eo”, el “sí sabe”, el “tín y el tan”, “mera vuelta” y otras más, se aproximaban para parchar con Jeison Ríos, o Jota Hache, un rapero calidoso, un hacedor de ideas sensibilizado con los temas de cultura, y más si es de la escena del hip hop. En la actualidad es el coordinador académico para el centro cultural Casa Kolacho.
Cuando citamos a Jota Hache, nos propuso como medio alternativo realizar la entrevista caminando los barrios para relacionar con figuras explícitas de la calle por qué en los últimos años en la comuna se escuchan conversaciones en inglés. Muy al estilo Ciudad Morada.
Los equipos estaban listos, el hielo estaba más que roto, pero no contábamos con el roto que estaba en el cielo, el invierno en noviembre se hizo notar. “¿Y si callejeamos con sombrillas?”, preguntó Jota Hache, metiéndole moral. Ajustamos los equipos para que no se mojaran, y en contados minutos, la intensidad de la lluvia se multiplicó por 5. Las miradas fueron evidentes, debíamos guardar el calor ganado en la Casa Morada, como lugar de refugio. A la final la intención era esa, sentirse en casa. Moramos el espacio para profundizar el contexto y la influencia del inglés en los barrios de la 13, traducir, no al inglés, sino al lenguaje popular juvenil, las causas y consecuencias de un fenómeno social que le trae incalculables retos a las personas que habitan la ‘uno-tres’.
En la búsqueda del silencio, nos quedamos en la Cabina Morada -espacio físico para crear productos sonoros-. Johonatan Álvarez fue nuestro integrante del Laboratorio de Comunicaciones Ciudad Morada (LCCM) quien estuvo a cargo de conducir la entrevista.
Antes de entrar en materia, y por lo cual queremos entender el contexto cultural del inglés en la comuna, te pregunto: ¿Qué ha significado Casa Kolacho para la 13?
Es el resultado de un proceso que empezó en el año 2002 – 2004, en esos dos años se gestó acá en la comuna un movimiento cultural liderado por quienes en esos momentos eran los jóvenes del territorio y quienes en su mayoría estaban conectados con el hip hop. Por iniciativa de José Arellano, en la ACJ se conformó y se creó también apoyados por Medina y otros actores, algo que terminó llamándose Red de Hip Hop La Élite. Allí también se gestaron varios proyectos importantes para el territorio, entre esos, Revolución sin Muertos, que fue un festival muy importante pa’ la comuna, pa los parceros, y sobre todo porque fue un festival que se hizo en momentos de tensión muy delicados, como las fronteras invisibles, y a partir de ahí se fueron gestando movimientos sociales que estaban basados en el arte, que estaban basados en el hip hop, que estaban basados en el sentido de comunidad, llegando a nuevas pedagogías como lo fueron en su momento las escuelas de hip hop en el año 2011, donde muchos de nosotros conocimos el rap, el graffiti, el breakdance, el DJ. Luego, en el año 2011, en el marco de este movimiento liderado por jóvenes que era Red de HipHop La Élite, dos jóvenes deciden crear lo que hoy conocemos como el Graffitour, y esos dos jóvenes empezar a caminar la comuna, a hablar de la historia de la comuna, a ir a universidades a pedir y a suplicar que vinieran a caminar la comuna 13, donde incluso ellos habitaban mucho este lugar en el que estamos hoy, que es Morada, y como consecuencia de procesos, cierre de ciclos y también un intento de independencia, se crea bajo la alianza de varios actores de la cultura acá en la comuna, un lugar que se llamara Casa Kolacho en el año 2013, a 4 cuadras de la Casa Morada, a 1 cuadra de la Estación San Javier, respondiendo a una pregunta; y es que ¿si tanto hip hop se habían hecho en la comuna por qué no tenían una casa donde se pudieran ensayar, grabar, crear o coordinar proyectos basados en el hip hop?
Ok Jota, ¿la Comuna 13 suena inglés?
¡Sí! Como los barrios del mundo. Sonamos a inglés, nos expresamos en inglés. Especialmente la comuna 13 tiene espacios, tiene barrios, tiene lugares donde el inglés predomina.
¡Bastante contados!
Muy contados. Digamos, si yo cojo la ruta de Nuevos Conquistadores, voy a escuchar una conversación cotidiana en español de la gente que vive en el barrio. Pero si yo cojo la ruta del 20 de Julio, voy a escuchar inglés, y no voy a entender. Me voy a sentir un extranjero en la ruta que va hacia mi casa. Y eso está marcado por varias razones: primero, el efecto turístico, lo que llamamos turistificación; y segundo, también como en el marco de una Medellín abierta al mundo va a suceder esto cada vez más, como sucede en Barcelona y en otras ciudades del mundo.
¡Claro! Entonces, con todo esto ¿la 13 suena a inglés es solo por el efecto de la turistificación?
Bueno, no solo lo debemos de enmarcar en la turistificación. También lo debemos enmarcar en nuestra relación con el mundo, o en cómo nos relacionamos con aspectos tan cotidianos como la música. En la música hay una identidad sonora que tenemos hoy los jóvenes. Cuando uno escucha a grupos de rap local, están hablando como en spanglish, ahí como difícil de definir, el spanglish responde a una necesidad de internacionalizarnos. También las redes sociales, que están enmarcadas en el inglés, eso genera unos imaginarios de outfit, de likes, de followers. Y en esa lógica, pues también vamos a ir construyendo nuestra forma de relacionarnos con el mundo.
Hay una particularidad con La 13, y es el hecho de que el turismo hace que notemos más el inglés. Digamos, estas dos cosas que digo: la música y los contenidos, también sucede para un parcero en Belén, pero no está tan marcado y no está tan evidente como lo es para un parcero en la 13, porque está viendo guías hablando en inglés, porque los letreros de “recoja la basura” de “explotación sexual” y demás están en inglés, entonces hay una relación con el inglés en el plano cotidiano y eso hace que sí tengamos que conectar el hecho de que La 13 suene a inglés con la turistificación.
Jota Hache, tú nos explicas como consecuencia con estos tres elementos: desde la turistifiación que es el más visible, desde los contenidos en las redes sociales, pero en particular, desde la música, y allí se conecta la cultura hip hop para explicar que la 13 no solo suena a inglés por el turismo excesivo después de la pandemia. ¿Desde qué año entonces empieza a sonar el inglés?
En el momento en que tenemos superestrellas en el mundo, pongamos ejemplos famosos: J Balvin en el 2007 cuando estaba trabajando con AKT Motos, todas sus canciones eran en español, no tenían una sola palabra en spanglish. En la medida en que J Balvin se va internacionalizando, sus canciones van siendo invadidas por un montón de términos en inglés. ¡Lo mismo pasa con el rap! Si escuchamos una canción de Laberinto en el año 2008, no hay ni una sola palabra en inglés, pero si ponemos cualquier CD de Oblivion’s, o de La Ciudad Maldita, o si escogemos una canción de Da Flava que es un grupo de acá, ¡el inglés está! Entonces creo que también tiene que ver con eso de la internacionalización de los artistas, que el arte se agringue un poco, también de los orígenes, ¿de dónde viene el reggaetón? De Puerto Rico. ¿Puerto Rico, cómo es su relación con Estados Unidos?
Claro, claro. Pero ¿el inglés terminaría siendo un problema en la zona?
Más que un problema, es una característica que le tenemos que agregar a las nuevas identidades y eso ya es generacional. Digamos, la generación que empezó a hacer hip hop en la comuna en el año 2000 no tiene tanta relación con el inglés como la que está haciendo hoy el afrobeat, como la que hoy está siendo reggaetón, como la que hoy está haciendo la guaracha. Hay una relación distinta con el inglés, una relación más cotidiana. Entonces, es un problema en la medida en que lo entendemos como fenómeno y claro, como fenómeno trae un montón de cosas que no nos gustan. Y ahí quiero hacer hincapié en lo otro, y es como característica también ha sido un imaginario que se nos ha construido con el tiempo, nos han pedido que hablemos inglés desde el colegio, desde hace mucho en Medellín venimos con el discurso de que hay que hablar inglés. Pero hablar del inglés como un fenómeno se conecta directamente con la turistificación, y ahí sí es un problema.
¿Entonces cuál es el problema de la turistificación?
No es lo mismo hablar en inglés como para conectarte con otras personas del mundo, para acceder a información, para poder ampliar tu panorama en la vida; a hablar en inglés para poder hacer un tour y vender una historia. Hay dos pretensiones totalmente distintas. Es eso, las dinámicas comerciales que se adecuen a los lenguajes o a los idiomas de quien la visita, también va a traer unos problemas, porque somos de una cultura que está expuesta a “lo que usted pida” “Cafecito, a la orden”. Esa cultura de “a la orden” es una cultura que a la larga lo que está diciendo es “estoy dispuesta a hacerle sentir a usted bien llegado”, “atender bien la visita”, como decía la abuela. Entonces, obvio, cada vez siento más que hablar inglés se da es para eso, y ahí es donde está el problema.
Cambiando un poquito el tema, ¿tú crees que los habitantes se sienten incluidos con el turismo que se lleva a cabo aquí o como tal están siendo excluidos?
Hay partes de la problemática. Los que están trabajando se sienten incluidos, el parcero que sabe inglés estando en tour se siente muy incluido en el epicentro. El rapero que está en el marco de las escaleras, ganándose unos pesos con el rap, con la improvisación, se siente incluido, eso no lo podría hacer en otro territorio, el que es grafitero y logró montar una galería, se siente incluido. Pero la señora que no puede caminar el barrio, se siente excluida; los que tenemos que hacer una fila de media hora para un trayecto de 20 minutos, porque la fila en su mayoría es de extranjeros, nos sentimos excluidos; los que tenemos que madrugar a las 06:00 AM para poder mercar, nos sentimos excluidos; y en esa lógica, todo lo que nos cambia la cotidianidad y nos altere la cotidianidad, nos va a sentir excluidos. ¡El ruido nos hace sentir excluidos! Porque el ruido no es para nosotros, no es el ruido del vecino escuchando vallenato porque le gusta escuchar vallenato, es el que tiene un negocio y pone el ruido duro para poder ser llamativo para el turista. Ahí yo me siento muy excluido. ¿Por qué tengo que aguantar la misma lista de reproducción todos los días? Y eso no va a cambiar porque está diseñada para el turista. Hay una gran pregunta ¿para quién está diseñado el turismo de Medellín? ¿Quién turistea Medellín, nosotros? o ¿quién turistea la 13, nosotros?
También sabemos que hay varias agencias que ofrecen recorridos principalmente en inglés. ¿Cómo ven ese comportamiento desde Casa Kolacho?
Los vemos como aliados porque nos buscan como puentes, nos buscan para dar la guianza porque saben que la casa tiene artistas que dan los recorridos, porque quieren que el recorrido sea dado por un artista y también porque quieren que el relato sea desde la posición de la casa, que es un relato muy cercano a la memoria, un relato muy cercano a la transformación cultural a partir del hip hop. Entonces nos ven como aliados. Nosotros servimos como puentes para poder contar esa historia que quizá no se cuenta en otros recorridos, en otras ofertas. También entendiendo que hacemos parte de un negocio dual. Nosotros somos una organización cultural, una corporación, una entidad cultural, podríamos decirlo así, pero indudablemente por el hecho de nosotros ser co-fundadores del graffitour, pues estamos enmarcado dentro del turismo.
Ok. Y pues con las diferentes agencias, las colectividades, ustedes como Casa Kolacho, hasta el mismo Distrito, ¿preparan a la juventud para que realicen los recorridos como guías turísticos?
Tenemos una apuesta. Nosotros hemos notado que el discurso de la crítica, no es de la crítica constructiva y ahí estamos en contra, definitivamente. Para nosotros no solamente es hacer crítica el territorio. No solamente es hacer notables las problemáticas, sino hacer parte de la solución, que es lo que esta escuela de líderes y gestores de Casa Kolacho hacía, íbamos a hacer un festival así existieran fronteras invisibles. Y dentro de ese marco, cuando nosotros empezamos a ver que la gente estaba criticando mucho, como el tema de que la historia no se estaba contando bien, no veíamos ninguna apuesta formativa. Entonces decidimos crear las escuelas de turismo, tuvimos dos cohortes y en esa escuela de turismo damos expresión corporal, damos discurso, damos acercamiento a la memoria, sensibilización de la memoria, porque también es gente que no sabe qué es un desaparecido o gente que no sabe quiénes son las mujeres caminando por la verdad o gente que no sabe quiénes son las madres de la Candelaria, gente que nunca ha ido al Museo Casa de la Memoria de la ciudad. Entonces, para mí eso también es dar acceso a la información. Nosotros hemos hecho eso con cuidado, pero también lo hacemos de forma libre, no es como que ellos estén obligados a pagar por la casa y para poder dar un turno, ¡no! Nosotros hacemos una convocatoria, los que quieran se inscriben, acceden a la información y ya después van y dan los recorridos. Nosotros tampoco los estamos capacitando como guías. No tenemos ese programa de Tecnología de Desarrollo Humano (TDH) que nos permita certificar, que es muy importante también. Nosotros les podemos dar un conocimiento, certificarles unas horas de asistencia y ya. En ese orden de ideas, pues lo que buscamos es que la gente pueda acceder a la información, que es lo más bonito, que es que cada vez que una organización lo hace genere impacto a su alrededor. Muchos de los guías que han salido de las Cortes todavía no recuerdan, todavía uno les escucha en la historia de una forma interesante, distinta al morbo y a lo superficial que puede ser el discurso narco de la ciudad.
Claro, aquí ya entra el tema de la narcocultura, y aquí entra mi pregunta: ustedes dieron esa formación, porque me dices de que hubo dos cohortes, pero ¿cualquiera puede llegar y dar un tour y decir como tal cualquier verdad?
Bueno, eso son terrenos vertiginosos.
Pero bueno, démosle la vuelta. Estábamos hablando de que hay dos figuras de guías: el guía que estudia, que se prepara, pero que lastimosamente depende mucho de su autonomía para formarse con el inglés; y también está el guía que paga un curso en inglés y tiene el discurso, tiene el idioma, pero no tiene sensibilizada la historia, cuéntenos si Casa Kolacho actúa como puente para resolver este problema.
Sí, es un puente que nos excede a nosotros, incluso, como organización. Y que quisiéramos entablar puentes, o sea, construir nuevas alianzas para que se pueda dar, porque el que sabe inglés y no sabe la historia tiene la libertad de contar la historia que sea; y el que sabe la historia, pero no sabe inglés, no puede comunicarse con quienes en realidad están siendo el problema, que son los turistas extranjeros, en su mayoría gringos, y entendiendo a los gringos no solamente como Estados Unidos, sino como una figura de persona invasiva que no quiere entender el territorio; pero hay otro público dentro de eso que sí quiere la información y no puede acceder a la información porque quizás los que están pagando más publicidad en Google, pues son los que saben inglés y no saben la historia, quizás.
¡Y ahí hay una desigualdad!
Hay una desigualdad y hay un desequilibrio. Claro, el que sabe inglés puede hacer más tures, accede a más personas, o sea, la información que da esa persona llega a más gente, tiene más alcance que la que quizás pueda dar un personaje como el AKA, o un personaje como Metano, o personajes diferentes que hay en el territorio que yo sé que se han formado en historia para poder hablar de lo que hablan y dicen. Y también hay posiciones políticas, por ejemplo, AKA no va a dar un tour porque su posición política es “no quiero y no, no le apuesto a eso”. Pero quizás Metano sí. Entonces, en esa medida, ¿cómo hacemos para ofrecer formación o acceso al conocimiento para que podamos equilibrar el tema de la historia, la sensibilización de la memoria con el tema del inglés, ¿cómo hacemos ahí, ¿cuál es la jugada? ¿Quiénes se tienen que juntar? ¿Cuál es la apuesta de la Secretaría de Turismo? ¿Cuál es la apuesta de las agencias de turismo que hay en la ciudad? Hay tres, y una de esas es de la 13. ¿Quiénes están apostando por eso?
Claro. Entonces termina siendo necesario hacer los tours en inglés.
¡Sí! Termina siendo necesario diseñar un turismo responsable. No solo es darlo en inglés, porque el turismo irresponsable también se da en inglés. El turismo responsable es la integridad del inglés con la historia, con la memoria, con un montón de factores que ayudan a que sigamos cuidando el territorio, que es la gran diferencia del turismo que está sucediendo acá con el turismo cultural que sucede en otros territorios.
El término de turismo cultural implica que toda la comunidad esté incluida en el diseño del turismo. Acá no está sucediendo así, solo pueden acceder quienes saben inglés, quienes tienen un negocio o quienes son artistas y están en el marco del turismo. Porque también hay artistas que, por no estar en el marco del turismo, han sido excluidos del discurso, de las dinámicas, de la participación. Entonces ahí hay unas dimensiones como complejas de entender todavía.
Con todo ese nivel de exclusión ¿quién como tal termina regulando a las agencias o quienes agremian a las personas que son guías turísticos?
También es un tema vertiginoso (entre sonrisas).
Eso igual dice mucho. También relacionando, ¿qué ha hecho el Distrito, ¿qué ha hecho Medellín?
Se creó una Secretaría de Turismo muy nueva, no ducha, que no camina los territorios, no es algo de solo esa secretaría. Hay una identificación por cercanías con personajes de esas secretarías donde uno reconoce que nadie está caminando el territorio. Un secretario de Cultura no está caminando el territorio, un secretario de Juventud no está caminando el territorio, si un secretario de Turismo no está caminando el territorio, hay muchas preguntas qué hacernos. Han venido a visitarnos, han tenido un acercamiento, pero sigue siendo muy desde el término prohibicionista, un término de “los venteros no pueden estar acá”, van entendiendo una lógica de regular, prohibir, prohibir, regular. Y eso, eso no funciona, eso no ha funcionado nunca. Entonces, en esa lógica hay algo que sí me gustaría destacar y es que la comunidad está cohesionada de una u otra manera.
Cambiando otra vez un poquito el tema, ¿para un pelado, pelada o pelade del borde de la comuna 13, qué significa que suene tanto el inglés?
Una relación con el mundo. Cuando digo mundo es estar abierto a muchas identidades, a muchas expresiones, y a estar abierto a veces sin estar dispuesto. No sé, te explico: Una habitante de Independencia es uno que va a la tienda y escucha a muchos gringos, a veces no quiere escuchar tanto gringo o que escucha a los guías hablándole ahí al lado de la casa, pues no lo quiere, pero le toca aguantarlo, porque esas dinámicas luego hacen como persona o como habitante del territorio. Es mucho más grande que salir a decirle a un guía “no explique aquí el graffiti” tendría que salir a decirle a 100 guías al día. Entonces, en esa medida, un pelade que hoy esté habitando la comuna 13 va a ir haciéndole el quite si no le gusta, o va a ir participando (si vio una oportunidad económica) o va ir siendo actor si le interesa. Hay tres caminos: participar, ser actor o evadirlo. Muchos lo evadimos.
Jota Hache, para cerrar: ¿Qué debemos hacer para que la Comuna 13 siga sonando a inglés sin ocasionar impactos negativos en sus habitantes, en especial en jóvenes?
¿Cuál es el papel del inglés en nuestras organizaciones? Y ahí Son Batá lo resolvió de una forma acertada. Ellos decidieron trabajar con la programación. Decidieron crear una escuela de código que se llama Códigos C13, entonces los que hacen parte de ese programa tienen que aprender inglés para poder entender la programación. Verlo como herramienta y no como fenómeno, nos ayuda a darle un papel o una posición dentro de la organización donde la ubico y para qué. Es que el para qué es impresionante ¿Y para qué estoy hablando inglés? ¿Para qué estoy aprendiendo inglés? ¿Para dar un tour o para programar? Y es ahí donde entran un montón de enfoques muy bacanos. Pues a mí me interesa mucho eso que está haciendo Son Batá y otras organizaciones que uno dice: sí, el inglés puede ser una herramienta, como para Casa Kolacho el Hip Hop es una herramienta. Para Casa Kolacho el Hip-Hop es un fenómeno y al tiempo una herramienta. ¿Para qué lo estamos utilizando? Para enseñar experiencias, para poder hacer intervención social, para poder hacer investigaciones. De la misma forma, el inglés puede funcionar así para las organizaciones sociales del territorio.
Por: Laboratorio de Comunicaciones Ciudad Morada.
Este producto es realizado con recursos públicos priorizados por habitantes de la Comuna 13, a través del Programa de Planeación de Desarrollo Local y Presupuesto Participativo del Distrito de Medellín.