Vigilar el poder, mapear el placer y habitar Medellín

El cocinero que se reencontró con Los Sabores Perdidos

Para Jonathan Rivas Valencia solo hay una cosa sagrada en la vida: el sueño. Si duerme bien, todo lo demás está bien. Este cocinero y agricultor, en ese orden, encontró en el proyecto Los Sabores Perdidos muchas respuestas que había buscado en sus vidas pasadas.

El propósito de Los Sabores Perdidos es mostrar la producción y transformación de alimentos de manera sostenible y soberana, con sus bellezas, retos y dificultades. Conversamos con Jonathan sobre su historia y la de su proyecto.

Cortesía: Los Sabores Perdidos.

Campo y huertas

Jonathan fue paciente psiquiátrico durante 15 años. Probó tratamientos y medicamentos, pero cuando llegó a la agricultura se dio cuenta de que la medicina convencional no traía los resultados que esperaba. Llegar al campo y tener una huerta fue su salvación.

Un antes y un después

Dos cosas marcaron la vida de Jonathan. Lo primero, tener que soportar turnos larguísimos en una cocina de un hotel en Medellín, cuando estaba recién graduado de la universidad. Ahí aprendió que lo que más necesitaba para su vida era manejar su propio tiempo.

Pero otra cosa le abrió aún más los ojos y fue un documental, Food Inc., que le hizo coger rabia a la industria alimenticia mundial.

¿Por qué? Escúchalo tú mismo.

¡Pan fresco, boludo!

En su juventud viajó a Argentina a estudiar música en La Plata, una ciudad costera. Allá vivió la vida más de la cuenta, según él mismo cuenta, porque agotó todas las experiencias: estudió, se enfiestó y hasta fue vendedor ambulante.

Así es… en las calles de esa ciudad vendía panes con compañeros de clase que tenían hasta 45 años. Él los veía y decía que no quería ser como ellos. Por eso se devolvió.

Paladares estandarizados

¿Qué es ‘estandarizar el paladar’? Significa, según Jonathan, que la industria alimenticia mundial nos está metiendo en la cabeza unos sabores que no son originales.

Él es un radical en sus posturas. Por ejemplo, si va a Medellín no se come una arepa porque sabe que ese maíz con el que la hacen no es propio de estas tierras. “Si vos no te has comido un alimento sabroso, no tenés con qué compararlo”, concluye.

Esto hacen en Los Sabores Perdidos

¿Pero, a fin de cuentas, a qué se dedica Jonathan en Los Sabores Perdidos? Este proyecto, como te contamos arriba, tiene como propósito mostrar la producción de alimentos con un enfoque sostenible.

Además, dictan talleres de agricultura y de fermentación de alimentos y bebidas.

¿Por qué el tema de la cocina y la agricultura debe interesar a lxs jóvenes?

Aquí Jonathan trata un tema muy interesante y es que no existe tecnología que grabe sabores u olores… Lo único es la memoria. Y con esos sabores que están estandarizándose, esa memoria se va a perder.


 

 

 

 

 

 

 

Compartir:

Facebook
Twitter
WhatsApp

También te puede

interesar

Revolución del lenguaje
Xenofobia
Peladxs parlantes
Mientras desayunamos