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El reencuentro con autoras muertas que mantiene viva su obra

En un altar lleno de colores, con velas, comida, flores y fotografías, reposa la obra viva de autoras muertas. Mujeres lectoras, integrantes del Club literario Littera, rindieron homenaje a ocho escritoras ya fallecidas con la idea de rememorar su obra y promover su lectura. 

Tatiana María Jaramillo Toro, integrante de Littera, explica que el altar literario es una metodología afín al altar de los muertos, esa tradición prehispánica de los mexicanos, sí, esa que se ve en la película Coco. “Desde el club Littera quisimos homenajear, revisitar su obra y descubrirlas. Cada integrante eligió una escritora de acuerdo con su interés y las expuso para las demás participantes”, agrega. 

El viernes 5 de noviembre fue el cierre del altar literario. Esa tarde, en el Claustro de Comfama, expusieron la vida y obra de María Luisa Bombal Anthes, una escritora chilena que ganó varios premios de literatura por sus obras. 

Reuniones del Club de Lectura en donde rinden homenaje a la obra de escritoras. Fotografía tomada de Facebook Club Littera.

Mujeres olvidadas, hoy recordadas

Tatiana reflexiona: “Esta mujer (Bombal) hacía algo increíble: abordaba el cuerpo, el descubrimiento del sentir femenino, que siempre había sido tratado desde la visión exaltadora de los hombres, pero nada más”. Esta escritora se codeó con Borges y con Pablo Neruda. Incluso Borges, de acuerdo con Tatiana, le decía que su obra cumbre, La Amortajada, iba a ser incomprensible en su época, pues trataba de una mujer muerta que narraba la historia desde su lecho de muerte. 

Por eso en el altar literario de Littera rememoran a esta escritora, y a otras siete. Para recordar sus obras y, al menos, leerlas años después de su muerte. 

En el pasado, el Club Littera también homenajeó a Isabel Allende, escritora suramericana que aún vive. Foto tomada del Facebook de Club Littera.

Sobre Littera

El club nació hace 12 años, cuenta Tatiana. Empezó con la Corporación Diáfora, donde trabajó durante 15 años y luego esta organización desapareció. Littera, por fortuna, se mantuvo viva. Ahora leen juntas, comen juntas, se reúnen para discutir y analizar los textos de autoras olvidadas y, con eso, revivir sus obras. El Altar Literario se logró gracias al apoyo que Comfama y la Casa Centro Cultural le dieron al Club Littera. 

 

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