Vigilar el poder, mapear el placer y habitar Medellín

Llegó la Hora

Shakespeare renació en varias ocasiones por Medellín y lo encontraron danzando. El Teatro Hora 25 lleva treinta años reencarnando el arte dramático y apostando a unas escenografías que nos trasladan a las ondas clásicas de la cotidianidad europea. Esta organización ha sido símbolo de resistencia, con cambios drásticos que lo han marcado -y a la ciudad- este teatro brilla como su historia, sin miedo a derrumbarse. Sin dejar a un lado el legado que han dejado muchas personas a su paso por este espacio, su percepción romántica de la literatura y la actuación los mantiene en pie, viviendo sus artes como las quieren.

Van cuatro años desde que el cuerpo de Farley Velásquez falleció, pero su obra sigue en pie, física y espiritual. Entrar y ver en una pared del teatro una fotografía de Farley, ahí cerquita de la puerta, tiene gran sentido para quienes conocimos y disfrutamos en vida sus comentarios desviados y su enredada alegría. Hoy sabemos que él aún sigue dirigiendo allí. Eso se lo reconoceremos siempre a las almas que siguen construyendo una chimba de teatro en la ciudad.

Con Gustavo García, uno de los actores del teatro y fiel alumno de Farley, ya teníamos una parcería, la puerta siempre abierta, los renglones vacíos para crear cosas nuevas a cada rato. Tavo fue invitado por Farley para hacer parte de Hora 25 hace diez años, hoy él vive y ama este espacio, es su lugar de trabajo y de vida. Durante la semana de las Artes Escénicas quisimos darle un espacio en nuestro noticiero a un lugar que nos ha regalado parche, aprendizajes y sobre todo amistad. Además de reivindicar la obra de uno de los actores y/o directores que más influyó en la realización de teatro en Medellín.

La historia de la guerra la ha embellecido los colectivos a punta de resiliencia, arte y persistencia. Los movimientos alternativos de teatro en la ciudad son los mejores del país, de eso no tenemos duda. Aún susurran las historias de nuestros padres dentro de la caja negra, resistimos para seguir siendo sueños.

Con elegancia se disfruta el teatro.

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