Vigilar el poder, mapear el placer y habitar la ciudad

Sé de muchas que no lo hacen. Y a su pesar, siguen siendo discriminadas. Sé de muchas, que aunque no lo hicieran, no podrían vivir plenamente porque los prejuicios no las dejarían caminar. Sé de muchas que nunca podrán hacerlo, pues, el infortunio de ser mujeres sin un entorno adecuado, les impedirá crecer al lado de una biblioteca, sin posibilidades de un asombro que les abra las puertas del conocimiento. Y conozco muchas, que aunque tienen libros y zapatos, nunca podrán ser libres porque ambas cosas les tallan. Otras, parecen decir: ¡mujer que lee, camina descalza!

 

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