Vigilar el poder, mapear el placer y habitar la ciudad

PASADO A LIMPIO

Claro que fui

el inconstante, el enamoradizo, el promiscuo.

La belleza adquiere tantas formas.

Envolturas tan disímiles.

Claro que la experiencia

fue adorable y profunda:

esos rostros únicos

aún viven y se modifican

como los cuadros de Rembrandt.

Nunca nada de que arrepentirme:

ese largo camino me llevó a ti.

***

AMANTES

Lo que nunca

entregaron a nadie

aquí lo ofrendaron,

más desnudos que nunca,

más caídos y puros.

Asombrados de su hambre,

vieron cómo dentro de ellos

surgía otro,

y uno más,

y un tercero,

tan nuevo

como los anteriores,

que tampoco

terminaban por saciarse.

***

ENCUESTA

¿Qué mar hizo perderte?

¿Cuáles noches te arrastraron hasta el alba?

¿Ante cuál paisaje juraste no olvidarlo nunca?

¿En qué radiante mañana

experimentaste la satisfacción de lo cumplido?

¿Y en qué asquerosa tarde insípida

la amargura de lo imposible?

¿Cuándo la cascada del pelo

brilló más limpia?

¿Y qué chorro de agua fría

te estremeció con delicia?

¿Cómo viviste toda esa vida

que no fue conmigo?

***

SOSTENIENDO EL MUNDO

Tan pesada

la solitaria carga del amor.

Tan brutal la realidad.

Escinde a los amantes

y los lleva a ser devorados

por la calderilla del gasto diario.

Mientras algo en ti

pide la oquedad de un hombro

donde reposar,

el látigo del pensamiento

castiga esa inesperada ternura.

Sólo la insensata poesía,

en cambio,

tiende puentes

hacia nuevos,

maravillosos abismos.

 

 

JUAN GUSTAVO COBO BORDA (Bogotá – 1948)

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